Una novela de José Garrido Villanueva
...No hay nada que hacer. Puedes ser un genial escritor de novelas de terror, o un individuo más bien mediocre cuya vida, aunque cómoda y relativamente lujosa, carezca de estímulos electrizantes de esos que vale la pena plasmar en unos centenares de páginas.
A la muerte no le importa quién seas, ni con quién te juntes, ni que tu hermano gemelo pierda el control de sí mismo más veces de las consideradas tolerables. Puedes estar hundido en el sillón de tu despacho, mirando de frente y con ojos desorbitados a la cruel pantalla en blanco que se niega a acoger tus ideas mediocres mientras parece estar riéndose de ti, o ir a tropezar con unos escalones que nunca habían estado tan cerca de la puerta del baño del piso de arriba.
A la muerte no le importa qué planes tengas. Ya sea condenándote a la asfixia bajo un gélido y oscuro manto de agua, empujándote escaleras abajo, inutilizándote un brazo, rompiéndote varias costillas o abriéndote en canal con las garras putrefactas que tu propia mente ha diseñado, querrá arrollarte de todas formas. Tú puedes ser culpable o no. Cuando la muerte te busca, no hay tiempo para pensar en nimiedades.
Sinopsis
A sus cuarenta años Amalio, además de seguir trabajando en calidad de técnico reparador de averías en una compañía telefónica cualquiera para no verse obligado a modificar sus costumbres, anhela convertirse en el reflejo de un gran maestro del terror como vendría a ser Stephen King.
Ya hace tiempo que se inició en el género tratando de idear escalofriantes relatos cortos al más puro estilo Edgar Allan Poe y, a pesar de algunas victorias en algunos concursos de poca monta, el reflejo no acabó tomando forma. El reflejo que, lamentablemente, sí acabará por materializarse no tendrá nada que ver ni con uno ni con otro. Para empezar, no será ni humano. Se asemejará, si acaso en parte, a los horribles monstruos que H. P. Lovecraft describió en su célebre «La llamada de Cthulhu».
Y es que a la muerte no le importa que su mensajero parezca una criatura recién salida del mismísimo infierno, ni que los habitantes del lugar del que realmente ha salido hayan dado buena cuenta de gran parte de su rostro, ni que la casa del escritor gracias al cual ha renacido sea la misma hacia la que dicho mensajero se dirige con el tajante objetivo de cobrar venganza.
Sobre el autor
El José Garrido que supo mezclar su experiencia en el ámbito de la apicultura con su desbordante pasión por la literatura y acabó dando a luz al entrañable personaje de la niña Lea, así como a la obra dirigida a un público infantil «Lea y el maravilloso mundo de las abejas», tampoco parece que tenga nada que ver con el verdadero inventor de la criatura que acecha entre las páginas de «Cuando te busca la muerte».
Este Garrido Villanueva es el mismo que, ya en ocasiones anteriores, fue capaz de dominar dos géneros literarios más que distintos entre sí. Residente en el albaceteño pueblo de Vianos desde que cumplió su primer año de edad, aunque nacido en la vecina Peñascosa, se internó por primera vez en el mundo de la literatura de terror con la novela «Los fríos dedos del miedo». Más tarde vino «Demonios en el Edén», su primera novela a cargo del grupo editorial Angels Fortune, que también contrastó con el siguiente «La pandilla. Vianos, verano de 1970».
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