CONFÍO EN ELLOS
Y el miedo se mezcló con el hombre, y el hombre dejó de ser hombre, para ser miedo…
Sin duda alguna, ser «adulto» fue uno de los deseos más absurdos que pude haber tenido cuando era chico, que, pensándolo bien, corrijo; fue el único deseo absurdo que tuve.
Creo que nadie se salva, todos tenemos temas pendientes con el niño que fuimos, las promesas que le hicimos y el adulto que somos.
Al día de hoy, nuestro mundo es la suma de todas nuestras decisiones, por ende, es un caos, en el mejor de los casos, pues para muchos, es una pesadilla. Temas sociales, temas políticos, temas de salud, temas ecológicos, en todos estamos mal y no es fatalismo.
Nos negamos a ver, a reconocer, que nuestros errores nos están cobrando una factura que no podremos pagar nosotros y, por consecuencia, la pagarán nuestros hijos.
(Solo como breve aclaración lingüística y no herir susceptibilidades, el masculino plural es incluyente y abarca ambos géneros, sin importar edad, raza o preferencias. Por lo que repetir palabras en femenino y masculino cuando se habla de ambos géneros no solo es incorrecto, sino sectario y discriminatorio, si no me creen, consulten la RAE)
La tecnología y las redes sociales se han convertido en el refugio y escondite de una generación que no está preparada para enfrentar los retos que nuestra indolencia les ha heredado. La pandemia y nuestra ignorancia les han creado heridas y les dejarán cicatrices emocionales con las que tendrán que aprender a vivir. Nos necesitan para lograrlo.
El problema es que siempre creemos que tenemos tiempo, pero no es así. Por eso, desde hoy mismo, porque no son el futuro, sino nuestro presente, debemos confiar y apostarle todo a nuestros niños. Porque si los apoyamos, si les decimos lo importantes que son, si los cuidamos y les enseñamos a cuidarse, sin duda alguna lograrán cambiar las esperanzas por conquistas.
Estoy seguro que si les regalamos las herramientas necesarias, ellos nos regalarán un mundo mejor.
Pero para lograr esto, necesito de tu ayuda… ¿Le entras?
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