Anna Muxi nos habla de Los años ácidos


Una novela de Valentín Agustí


¿Quién no ha sufrido una crisis existencial en algún momento de su vida? 

En más de un caso ocurre durante los años de juventud, cuando el estudiante universitario recién graduado o especializado se ve arrojado al mundo laboral: siente que debe lidiar con los pros y los contras de las oportunidades que dicho mundo le ofrece, mientras acepta —como buenamente puede— los cambios físicos y psicológicos que se le van presentando. 

El ácido principio de los años de juventud del escritor Valentín Agustí queda plasmado en las poco más de cien páginas que componen esta novela corta a medio camino entre la autobiografía y la ficción, a través de unos acontecimientos principales que primero nos sitúan en septiembre de 1973 y después nos transportan al verano de 1974. 

La asignatura de Medicina Legal se le quedó atascada en la boca del estómago hasta bien entrado el final de la carrera; la dietilamida de ácido lisérgico o LSD sedujo a toda una generación llena de jóvenes; la Revolución de los Claveles dio respuesta al anhelo de democracia de mucha gente. Entre tanto, Agustí cargaba con su pesada mochila llamada vida.



Sinopsis

Al protagonista de esta novela —o alter ego de Agustí— lo conocemos en pleno viaje de vuelta a Londres, después de una visita obligada a Barcelona durante la cual ha realizado el examen final de la carrera de Medicina. 

El tema de los ácidos aparece por primera vez como una broma en una carta a un amigo, pero el personal de seguridad del aeropuerto decide no hacer la vista gorda y lo retiene en las oficinas de emigración hasta el día siguiente, cuando le aconsejan volver a España con el pasaporte requisado. 

Ya entonces el mundo parece jugar en su contra, pues en uno de los periódicos de la mañana lee que ETA ha matado al primer ministro de Franco en Madrid. Sin confiar demasiado en la paciencia y el buen humor de la Guardia Civil, esa mañana de diciembre de 1973 piensa que lo mejor que puede hacer es bajar en Alicante y regresar a Barcelona con sus padres. 

Pasa parte de la noche recordando aventuras vividas junto a un autoestopista desconocido, a la madre de su hijo que de repente le dijo adiós, a sus amigos exiliados en Francia… y a Frans, colega místico ahora residente en Ámsterdam. 

A esa ciudad se traslada más tarde, en busca de trabajo y vivienda. Nuevas amistades y honrados compañeros conseguirán que el peso de la mochila llamada vida disminuya.


Sobre el autor


Lo primero que hace Valentín Agustí, médico fundador de la comunidad terapéutica del Maresme y alcalde de Palafolls desde 1983 hasta 2019, es ir a honrar la memoria de su amigo Oriol Gaspar Farreras, gracias al cual varios años acabaron resultando significativamente menos ácidos de lo esperado en un primer momento. 

La amistad y el amor suelen actuar en calidad de suavizadores del peso de la vida que todos debemos afrontar con más o menos entereza, y esta novela también pretende recordarlo. 

En Portugal, un clavel estratégicamente colocado en la boca de un fusil simbolizó la unión por la democracia: el amor y el respeto hicieron todo lo demás. Los allegados de Agustín, en vez de quedarse atrás, convirtieron aquellos ácidos años de juventud en los que aquel médico recién salido de la universidad no sabía dónde meterse en una cómoda preparación para un futuro más que próspero.


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