1Mundo raro. Me gustaría que todo fuera tan fácil...

Me gustaría que todo fuera tan fácil…

Gracias a mi innata habilidad sobrenatural para meterme en problemas y cometer errores, jamás he podido experimentar lo que es el aburrimiento. Esto me ha otorgado, entre muchas otras cosas, la certeza de que la vida ni es justa, ni sencilla… Es chingona. Y por esto mismo, nunca te va a dar lo que tú crees que te mereces, sino lo que estés dispuesto a exigirle (con tu esfuerzo) y, en su caso, arrebatarle (con tu coraje y persistencia).

Muchas veces nos faltarán respuestas, pero nunca deben faltarnos las preguntas, y cuando en nuestro camino tengamos la inusual fortuna de encontrarnos con una respuesta, lo único que debe de cambiar es la pregunta. Ya que ese es el secreto para mantenernos en un constante estado de aprendizaje, crecimiento y vida.

Algunas veces nos tocará enseñar, pero siempre estaremos aprendiendo.

Es cierto que la historia la escriben los vencedores, pero creo que ha de estar mucho más interesante la versión de los supuestos «derrotados», ya que ellos, saben que es en las «derrotas» donde, en realidad, aprendes a vencer, siempre y cuando sobrevivas a ellas y aprendas de las mismas, sino… ¡Vale madres!

No les niego que, muchas veces, me gustaría que todo fuera tan fácil como equivocarnos, que muchas otras, se me antoja dejarme llevar por la corriente, por lo ya establecido, por el camino seguro, pero apenas aflojo tantito me doy cuenta que me alejo de mí mismo, me aterro, y doy media vuelta para continuar nuevamente a contracorriente, para no perderme.

Hay un refrán que dice: «En un momento de tu vida tendrás que decidir si te levantas y te lanzas a triunfar arriesgándolo todo, o si te quedas sentado a contemplar el paso de los triunfadores». Sin duda es una frase con fuerza, pero, nadie te dice qué carajos pasa cuando te levantas, te lanzas y… Lo pierdes todo.

Es de la fregada, empero, a mi humilde opinión, a mi cruenta experiencia, lo único que debe de pasar en esa circunstancia es; levantarnos de nuevo, sacudirnos el polvo, limpiar las lágrimas y volverlo a intentar… Todas las veces que sea necesario.

Conoce a nuestro autor José María Pumarino (México)