Cuando no escribo…
Escribo todo lo que siento, siento todo lo que escribo y, cuando no escribo, es porque siento más de lo que puedo escribir…
Traigo el cuerpo cundido de sensaciones cafres, sentimientos clandestinos y pasiones que se comportan cual si fueran cachorros sin correa…
Son tantas las cosas que quiero sacar al mismo tiempo que nada sale, todo se queda ahí, apretujado, empujándose, asfixiándose. Es necesario que una pasión se desinflame, que algún sentimiento se apacigüe, que las emociones respiren, para que el libre tránsito se reanude y entonces todo pueda salir, despacio, con prudencia desordenada, volteando en ambos lados, para no arrollar, no lastimar, no aplastar a nadie, porque, desafortunadamente, nuestras estructuras sociales y morales no están diseñadas para soportar el peso de la verdad.
Las Musas se ausentan, los Demonios se sientan a mi lado y, juntos, brindamos con la luna por esa ausencia que no te enseña a ser fuerte, sino que te obliga a serlo.
Cuando no escribo, el corazón grita en silencio, mientras el mundo enmudece a gritos…
Fragmento de:
Entre Musas y Demonios
Muy pronto en La Librería de Angels Fortune
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