Una novela de Daniel Villarroya
Cerca de treinta años después de su primer viaje al silencio, así como de su estudio minucioso sobre el camino transitado por los más antiguos y modernos maestros del silencio, Damián Villora —Dan para todos, a estas alturas— no solo no ha alcanzado la cima, sino que se ha perdido por completo.
Las obligaciones, los anhelos y las distracciones le han hecho acumular tal cantidad de ruido interior que, sin apenas advertirlo, se ha desviado de la senda que empezó a seguir cuando no contaba con más de veinticinco años de edad.
Tanto se ha desviado de ella, que ya no se reconoce. Supone que debe viajar, pues, al punto de partida; ni a la India, ni al Sáhara, ni a las montañas de Montserrat. En Cuevas de Almudén, municipio que volverá a acogerlo con los brazos abiertos, aún vive su consciente maestro Pavel —también con treinta años más y la extrema simpatía de siempre—, a quien las malas lenguas no dudarían en llamar enfermo.
Porque el camino de la estupidez existe y, de hecho, es uno de los más transitados. El mismo Dan supone que lo ha estado recorriendo a regañadientes, y ahora espera que una palabra juiciosa venga a devolverle la sagacidad perdida.
Sinopsis
No es hasta que dicha sagacidad parece irrecuperable —tanto como la movilidad de ambas piernas para Paula, hija adolescente de una pareja amiga que también sufre las consecuencias de un terrible accidente automovilístico— cuando Dan se percata de que, una vez más, debe volver a casa.
Su propio ser ha quedado enterrado bajo un sinfín de frases vacías, fotografías espectacularmente impersonales y lecturas insustanciales. El alcohol, curiosamente, lo ha dejado poco menos que muerto de sed; el único oasis que le devolverá la vida es el que está dentro.
Pavel le recordará la necesidad de mirar sin hablar, le repetirá lo que dejaron escrito los quietistas Anselm Grün, Charles De Foucauld, Franz Jalics, Pablo D'Ors, Raimon Panikkar y Thomas Merton, además de lo contado por algunos padres y algunas madres del desierto; los obstáculos, también conocidos como sombras o pájaros negros, aparecerán del modo más inusitado posible e intentarán que grite, llore y maldiga su propia suerte; y el peregrino, como Dan, Paula, Germán, Sandra, Luis y todos nosotros, tendrá que seguir andando en silencio. Quizá, la palabra juiciosa que busca Dan siempre estuvo dentro.
Sobre el autor
«Dame una palabra» es la tercera parte de la saga que narra las andadas de Dan y también el tercer libro del escritor y profesor Daniel Villarroya Sangüesa.
Turolense de nacimiento pero barcelonés desde hace más de veinte años, se licenció en Ciencias de la Educación en la Universidad Autónoma de Barcelona y se especializó en pedagogía. A día de hoy sigue dedicándose a la docencia (imparte clases de filosofía, de psicología y de historia) y desempeña varias tareas directivas, tanto de gestión como de coordinación educativa u orientación psicopedagógica.
Como Dan, cree firmemente en que el único camino que nos va a permitir ser y no solo estar es el del silencio. Prueba entrañable de esto son las sesiones de silencio que ponía al alcance de sus alumnos de secundaria y bachillerato, añoradas por la mayoría.
Porque podremos perder de vista el camino, pero mientras haya silencio podremos retornar a él. Necesitaremos caer para aprender a levantarnos, pues sin sed no hay manantial que valga.
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