Los últimos de La Modelo. Una novela basada en muchas historias reales

Los últimos de La Modelo

Una novela de Juan Pablo Gándara de Toreno



La pena de prisión puede ser sinónimo de trauma, de tortura, de injusticia y de muerte, todo junto. Aunque las puertas de la cárcel Modelo de Barcelona se cerraron definitivamente en 2017, las heridas de la gran mayoría de los presos que hasta entonces habían (mal)vivido confinados entre las cuatro paredes de alguna de sus claustrofóbicas celdas —acompañados por seis o siete internos más—, no lo hicieron. 

Aún a día de hoy, de hecho, muchas de las heridas que fueron injustificada e injustificablemente infligidas tras las puertas de La Modelo siguen sangrando. 

Juan Pablo Gándara de Toreno sabe que todo el dolor que sufrieron los condenados —todavía vivos o ya muertos— no cabe dentro de un solo libro, por lo que afirma que este será solo el primero de una saga: la primera parte de un diario que debería recoger los horrores perpetrados en un centro penitenciario durante una época que resultó muy oscura para España: los años de la guerra civil

Pero no, los horrores que recoge resultan mucho más actuales de lo que nos gustaría admitir que son.


Sinopsis



Las primeras páginas de «Los últimos de La Modelo», primera parte de La leyenda del confinamiento, nos presentan a Luciano Paniagua, un traficante de drogas que empieza a cumplir condena en la prisión Modelo de Barcelona allá por las navidades de 1983. 

Curiosamente no tarda en descubrir que, ocho años después de la muerte del dictador Francisco Franco, el terrible garrote vil sigue ahí, a la vista, como si fuera un souvenir de los tiempos del caudillo. Un espantoso instrumento de tortura entre cuyas últimas víctimas destacó Salvador Puig Antich, por su juventud y —pese a todo— gran entereza. 

Ahí está él, nueve años más tarde, de pie frente al aparato que facilitó el asesinato del valiente antifascista. Pocos días después se percata de que la fiesta no ha hecho más que empezar: motines, ataques de chinches y de insectos voladores, hordas de ratas, hongos, disparos, gritos desgarradores… Luciano sabe que no puede escapar, por lo que se limita a ir y venir de la biblioteca de la cárcel. 

Allí, varios internos provistos de sobrenombres pintorescos le cuentan historias que indignan tanto como apasionan. A él, sobre todo, le hacen querer dejar constancia de las injusticias que marcaron y seguirán marcando vidas.


Sobre el autor



Luciano Paniagua, álter ego de su creador Juan Pablo Gándara de Toreno, cierra esta primera parte de La leyenda del confinamiento proclamando que las cárceles no deberían tener cabida en ninguna sociedad. 

Por desgracia los presos de la Modelo de Barcelona, así como los de muchos otros centros penitenciarios a lo largo y ancho de todo el mundo, no han terminado de contar sus historias. Junto a toda la retahíla de internos apodados más o menos originalmente, los veteranos don Zanahorio y don Bragancio no dejarán de sacar sus nefastos recuerdos a la luz. 

Por último, Gándara de Toreno añade que los abusos de poder y la imposición de castigos injustificadamente brutales contra los desamparados no son compatibles con la justicia. Recuerda que, mientras unos duermen al raso, otros juegan a ser jueces; que el acusado no siempre tiene la razón, y el poderoso tampoco. Nosotros, sus lectores, esperamos que consiga convencer a todo el mundo. 

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