Anna Muxi nos habla de la novela «Tiempo de restitución»


Tiempo de restitución

Una novela de José Louis Iparraguirre




Una tarde de marzo de 2018, en medio de una gran sala repleta de maquetas y paneles, un libro abierto encerrado dentro de una vitrina muy bien iluminada decide llamar la atención de un visitante interesado en la historia maya. 

En primer lugar confiesa que ha sido de lo peor, una criatura capaz de secar hasta la muerte a quien la ha visto —y ayudado a— nacer. Una higuera parda, comúnmente llamada matapalo. 

Una de esas plantas que matan para vivir, para las cuales los animales salvajes actúan como dioses otorgadores de vida y cuyo crimen no siempre queda impune. Antes de ir a hacerle pagar el suyo a nuestra protagonista enraizada en Chichén Itzá, península de Yucatán, los inquisidores dejaron pasar tres años completos. 

Primero le amputaron una rama, después la estiraron hasta convertirla en una lámina fina. Con un pincel escribieron sobre ella, unos pelos que habían sido de un conejo le dibujaron encima. 

La volvieron un libro preservador de la cultura, guardián de la memoria de aquel lugar en que una mañana o una noche, un tucán o un mono araña depuso una semilla. 

Un códice maya.


Sinopsis



Para darle consistencia, la pegaron a otros fragmentos mancillados y reconvertidos de otras higueras. Fueron muchas, las hermanas siamesas que le dieron sin que ella lo pidiese. Tampoco podría haber pedido nada, porque el engrudo maloliente con el que la habían cubierto entera la estaba asfixiando. 

Las midieron a todas, las doblaron. Tanto dolor para acabar siendo algo tan frágil y efímero como un papel, pensó nuestra protagonista en un principio. 

No imaginó que dicho papel, junto con el resto de los que componían el libro, recorrería ríos, cañadas, dehesas y montañas para llegar al palacio de un rey. No imaginó que vería unidos a los reinos de Castilla y Aragón, ni que la guerra entre castellanos, navarros y franceses obligaría al carro que lo transportaba a tomar un rumbo diferente. Tampoco pudo prever que la sed de venganza de algunos austríacos acabaría desencadenando la primera Gran Guerra, que arrasó con Dresde y con tantas otras grandes ciudades. 

No quiso pensar qué significaban aquellos primeros bombardeos sobre la capital de España; se limitó a alegrarse de que algunas pinturas lograran escapar ilesas de cierto museo de Madrid. No sabe cómo sobrevivió a los proyectiles que volvieron a asolar Dresde en 1945. Pero él sobrevivió, a diferencia de cientos de niños que regresaban en tren a la ciudad después de haber pasado un día fantástico en una de las fiestas callejeras que se celebraban por toda la región cada martes previo a la Cuaresma. 

Y consiguió volver a Yucatán. Él, algo tan frágil como un códice maya.


Sobre el autor



Los hechos narrados en Tiempo de restitución nos hacen suponer que ha sido el visitante del que hablábamos al principio quien ha transcrito palabra por palabra el monólogo que le confió el ejemplar original del códice guardado en una de las mejores salas del Gran Museo del Mundo Maya de Mérida, península de Yucatán. 

Pero el verdadero autor de este viaje por la historia de Europa y parte de América, escrito en magistral prosa, es José Louis Iparraguirre, profesor titular de economía y estadística en la Universidad Alemana Internacional de Ciencias Aplicadas de El Cairo, Egipto. 

Nacido en Buenos Aires en 1963, comparte la pasión de dicho visitante por el mundo maya y por no solo uno, sino todos los códices.

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