Una novela de Francisco López Salamanca
Las ciudades antiguas podrían definirse como grandes almacenes de historias. Morana, testigo mudo de cientos de escenas más o menos importantes y hogar de la mayoría de los personajes principales de esta novela, ha visto nacer y crecer a más de una.
Al mismo tiempo ha cobijado a campesinos, a políticos y a extorsionadores. También, sin inmutarse, ha presenciado cómo más de una historia terminaba abruptamente.
Cuando la muerte alcanza al marqués Alonso de Medina, la suya se cierra y deja espacio para las de otros personajes. La historia de Martirio Galán, bella y joven cubana a quien don Alonso llevaba años cortejando, queda salpicada de un sincero pesar cuando siente que ha perdido, por segunda vez, al objeto de su amor verdadero.
El caso de Enrique, hijo del marqués, es diferente: abandona Madrid y vuelve a Morana convencido de que es hora de sentar cabeza y convertirse en el heredero que su casa necesita. Al inicio del mismo día Frasquito y Rosalía, dos sirvientes de dicha casa, recogen en silencio el pago de una deuda que el muerto contrajo con ellos hace años. Pero no se lo quedan. Por alguna razón, acaba en manos de la hija adoptiva de Mateo y Paulina.
Sinopsis
En Morana, como en todo el mundo, algunas historias van de la mano con otras. Una fuerte amistad unía a la de don Jerónimo con la del marqués, además de ciertas afinidades políticas relacionadas con el partido conservador moranés y algunos lazos familiares.
En calidad de albacea se inmiscuye también en la del único hijo de este último, y se muestra encantado cuando Enrique se interesa por su hija. Constanza, fiel portadora del recuerdo de aquel niño del que se enamoró perdidamente cuando era adolescente, abandona de pronto la idea de encerrarse en un convento y permite que el joven marqués la ayude a escribir un nuevo futuro.
Sin embargo, no todas las historias que empiezan juntas acaban tomadas de la mano: en Madrid, la de Enrique se topó con la de Pedro Arrasate. Decidido a asistir al funeral de su padre, el primero parte hacia Morana y el segundo se queda en la capital española, encargado de saldar algunas deudas que su amigo tiene pendientes.
A partir de entonces sus historias se separan, lo que significa que la tragedia está servida. Mientras tanto, Martirio Galán visita los terrenos que don Alonso le ha cedido y que Mateo y Paulina han preparado para su llegada. Intenta invitar a cenar a sus caseros, salir a dar largos paseos... solo para acabar dándose cuenta de que lo que realmente necesita es empezar de cero.
Sobre el autor
Francisco López Salamanca, como Morana, guarda más de una historia en su interior. Cronista oficial de la ciudad cordobesa de Lucena, ha escrito numerosos artículos partiendo de sus investigaciones sobre el pasado del municipio que, durante la Edad Media, fue uno de los más importantes enclaves de los judíos en España.
Como a don Alonso, a López Salamanca le apasiona la historia. Uno se enfrascaba en la lectura de sus volúmenes favoritos dentro de la intimidad que le regalaba una habitación que hacía las veces de despacho, el otro imparte clases y hasta escribe libros en los que deja plasmada su profunda voluntad de mostrar a los más jóvenes que las huellas del pasado entrañan más de una enseñanza perfectamente aplicable al presente.
Porque como la de Morana, la historia de Lucena es inmortal.
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