Anna Muxi reseña «El camino silencioso. Maestros del silencio»

El camino silencioso. Maestros del silencio

Una novela de Daniel Villarroya



Ya se dijo en su momento que el viaje de Dan al propio interior no terminaría con el primer libro de Daniel Villarroya. De hecho, el protagonista de Un viaje al silencio vuelve siendo no más que un discípulo que anhela pasar por el camino que han descrito sus maestros, los quietistas Anselm Grün, Charles De Foucauld, Franz Jalics, John Main, Martin Laird, Pablo D'Ors, Raimon Panikkar, Thomas Keating y Thomas Merton, entre otros. 

Sin dejar de dirigirse a su querida Miriam, encarnación del eucalipto que sigue creciendo en algún lugar de Irlanda, Dan organiza y comenta las enseñanzas de dichos maestros, las divide y se dispone a glosar cada una de sus partes. 

Define sin prisa los rasgos característicos de las sombras con que todo ser humano se ha topado o irá a toparse alguna vez, defiende la importancia de perdonar antes que luchar y expone que hace falta perderse para encontrarse. 

Esta segunda parte de la historia que pretende arrojar luz sobre el misterio del silencio se parece más a una tesis que a una novela propiamente dicha, incluye un apartado de referencias que Dan —como buen discípulo— se limita a dejarnos por si quisiéramos proseguir con el estudio de sus maestros.


Sinopsis



La tesis de Dan, sin embargo, empieza recordándonos a Miriam, cuya silenciosa presencia acabó facilitando que el protagonista de Un viaje al silencio se animase a mirar hacia su propio interior por primera vez. 

La nota que ella, herida de muerte, fue a escribirle aquel viernes de verano en una aséptica habitación de hospital, él la sigue guardando fiel y amorosamente. Y sus palabras, ya para siempre inmortalizadas en dicha nota, siguen sirviéndole de guía cada vez que se acerca la hora de volver a casa. 

Cuando Dan pierde el rumbo y está cerca de olvidar que pretende encontrar el camino que recorrieron sus maestros del silencio, las palabras de Miriam vienen a recordarle la necesidad de mirar sin hablar. 

Porque nuestro interior no es compatible con la prisa ni con la dispersión. Cuando queramos avanzar hacia dentro, en primer lugar tendremos que detenernos. Casa —también llamada «centro» o «fuente»— no es más que el lugar originario al cual todo el mundo está invitado a regresar, un oasis de plenitud que se halla lejos de toda distracción. Un oasis hasta el que deberemos llegar sedientos, vacíos de prejuicios y esquemas mentales, una vez terminado nuestro peregrinaje basado en la quietud.


Sobre el autor



El autor turolense licenciado en Ciencias de la Educación y especializado en pedagogía que responde al nombre de Daniel Villarroya Sangüesa defiende firmemente, al igual que el discípulo Dan, la importancia de pasar del movimiento constante a la quietud absoluta en primer lugar. 

Porque antes de emprender el camino de vuelta a casa —o camino silencioso—, tendremos que dejar atrás nuestra faceta de cazadores de instantes fugaces. Sin embargo, necesitamos haber sido cazadores de instantes para acabar convirtiéndonos en peregrinos silenciosos, pues sin sed no hay manantial que valga. 

Así como Dan ha dejado escritas sus reflexiones en base a las enseñanzas de los maestros del silencio, Daniel Villarroya ha compartido algunas sesiones de silencio con la mayoría de sus alumnos de secundaria y bachillerato, antiguos cazadores de instantes que han agradecido poder tomar un rumbo distinto durante un periodo de tiempo determinado. 


Otras obras del autor

Un viaje al silencio



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Comentarios

  1. «Es una joya de libro por el gran trabajo de investigación realizado por el autor en relación a los Maestros del Silencio. Mi enhorabuena»

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