Las reseñas de nuestros lectores
Llevo mucho tiempo posponiendo esta reseña, así que voy a ser mucho menos específica de lo que me gustaría, ¡allá voy!
Versión corta:
Una buena historia de vampiros que engancha.
Versión larga:
Personalmente, fui muy fan de las pelis y series estadounidenses durante mi adolescencia, y en esta novela se les da una vuelta de tuerca muy satisfactoria a los típicos elementos que podíamos ver en aquellas obras, pero incorporando una perspectiva feminista, inclusiva y LGTBIQ+ que ya por aquel entonces yo echaba en falta. El protagonista, Ben, tiene muchas situaciones que nos resultan familiares, como la de ser el chico de la ciudad que se ha mudado a lo que es prácticamente un pueblo, pero sabe afrontarlas como un adolescente que, si bien puede cabrearse y tenerla con sus padres, no monta un drama que roza lo ridículo. Al contrario, termina mostrándose razonable y, en general, más majo que las pesetas.
La forma de escribir de Maggie es muy directa, con un avance constante en la acción. Reconozco que, en ocasiones, me habría gustado que se recrease un poco más en determinadas escenas, pero la gran virtud de este estilo es que la acción es constante y su avance te engancha.
Los vampiros que crea la autora son sangrientos sin rayar en lo gore, llenos de habilidades muy variadas y con una jerarquía familiar bastane curiosa. Creo que las familias y los lazos sanguíneos son un elemento importante de la novela, representados de formas muy variadas y con mucho mimo.
Otro elemento interesante en la historia son los sueños.
Tras haber construido un mundo que funciona maravillosamente en los dos primeros tercios del libro, con un instituto, unas amistades y una serie de antecedentes que se desarrollan y tienen un avance imparable, Maggie rompe ese mundo creado y empieza la auténtica historia, donde nos sumergimos de lleno en la sociedad vampírica que antes hemos visto mayormente desde la perspectiva de Ben.
El final nos prepara para una continuación a la que le tengo muchísimas ganas para saber más de este mundo donde los vampiros viven en núcleos familiares, tienen rencillas con antiguos emperadores romanos y los nazis son los mismos capullos de siempre.
Desirée Álvarez
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