Barcelona, 21 de abril de 2016
Estimada Sra. Colau:
Me pongo en contacto con usted para informarle de una situación que viví el año pasado y que por desgracia se ha vuelto a repetir este año. Le escribo porque, sinceramente, ya no sé a quién acudir.
Mi nombre es Isabel Montes, nací en Barcelona y soy socia fundadora de la editorial Angels Fortune Editions. Decidí iniciar este proyecto hace justo un año tras la experiencia que viví como escritora, cuando publiqué mi primera novela “El día que conocí a Hugh Grant”. La filosofía de mi editorial es la de ayudar al escritor novel a iniciar su carrera como escritor, formarle, promocionarle y que reciba la remuneración adecuada por su trabajo. En este primer año me siento tremendamente orgullosa de haber editado 12 títulos y descubierto a 8 nuevos talentos de la literatura tal y como refleja el lema de nuestra editorial:
“CADA GRAN ESCRITOR EMPEZÓ CON UN PRIMER LIBRO”
Dimos de alta la editorial en el mes de febrero de 2015, y pensamos que el día perfecto para la inauguración tenía que ser el día de Sant Jordi, y así fue, presentando dos novelas, una de una escritora de Cabrils y otra mía. No obstante, no fue un camino de rosas como ahora le voy a explicar:
Me informaron en el 010, que me dirigiese a las oficinas de atención al ciudadano, sitas en la calle Aragón, para solicitar información de los requisitos necesarios para montar un stand para la feria del libro. Una vez allí, la persona que me atendió me dijo que el único requisito era rellenar la instancia que ellos me proporcionaban, escribir mi nombre, el tipo de stand que quería montar: libros, rosas… y poner la ubicación donde quería estar. En ese mismo momento rellené la instancia y la presenté. Me confirmaron que 15 días antes del día de Sant Jordi tenía que ir a la calle Aragón para recoger la licencia personalmente.
Cuando llegó el día me presenté en la dirección que me habían facilitado, esperé pacientemente mi turno y cuando llegué al mostrador me dijeron que no tenían mi licencia impresa y que me la enviarían por email. Me fui un poco molesta porque había perdido una mañana para nada. El día de Sant Jordi se acercaba y yo no recibía nada así que dos días antes me volví a presentar a las 8,30h. de la mañana y ya sin tener que hacer cola, porque estaban todas las licencias dadas, me entregaron mi licencia.
No se imagina usted el estado de nervios que me entró cuando vi que en lugar de ubicarme en Rambla Catalunya, 81 como había solicitado, me dieron licencia para el Paseo Sant Joan, 51. Literalmente se me saltaron las lágrimas, entre otras cosas, porque había invitado a amigos, familiares y seguidores de las redes sociales de la editorial para que se acercaran al stand sito en Rambla Catalunya, entre las calles Mallorca y Valencia. Fue entonces cuando la señora que me atendió me dijo: “¿qué esperas con la instancia que has presentado?” Sus palabras me sorprendieron y le pedí que se explicara.
Me dijo que no había presentado ninguno de los documentos que se exigían para demostrar que tenía una editorial, que solo se reflejaba que era una escritora que empezaba y que como era la primera vez que solicitaba stand y vivía en Castelldefels pues que no tenía prioridad y que era de los últimos en ubicar. Yo le dije que nadie me había dicho que tenía que presentar documentación alguna, que solo me limité a hacer lo que se me había dicho, pero evidentemente ya no había nada que hacer.
Llegué el día de Sant Jordi, a las ocho de la mañana, para montar el stand con las dos novelas que tenía editadas a la dirección que me habían adjudicado. Aquello fue horroroso. Estábamos las dos escritoras solas junto a un quiosco. Al lado nuestro vino, a media mañana, un señor con una mesa de playa y un libro que había escrito de hierbas y plantas medicinales pero al cabo de tres horas se marchó ya que por allí no paraba nadie. En el Arco del Triunfo habían un buen número de stands y era donde realmente había vida en aquella zona. ¿Por qué no me pusieron allí al menos? ¿Porque era una escritora que había escrito su primer libro y vivía en Castelldefels? Aún así aguanté estoicamente hasta las nueve de la noche y afortunadamente familiares y amigos de ambas nos vinieron a ver y nos acompañaron. Me pregunto si el técnico que me ubicó allí fue consciente donde me había puesto realmente y si tenía claro el objetivo del día. Me pregunto también si fue consciente de todos los espacios que quedaron libres en Paseo de Gracia y la cantidad de stands otorgados en Rambla de Catalunya que no eran ni de libros ni rosas sino manualidades, chuches, partidos políticos y otros que familiares y amigos que fueron a ver, me contaron que había.
Durante este año nuestra editorial ha editado a varios escritores de Catalunya y ciudades de España y evidentemente están emocionados cuando les dije que montaría un stand en Barcelona el día de Sant Jordi, ya que disponía de una oficina en Rambla Catalunya y según lo que me comentaron el año pasado, reunía todos los requisitos para tener un stand delante de él. TODOS me confirmaron su asistencia para estar presentes conmigo en el stand el día de Sant Jordi.
Escarmentada por la experiencia vivida el año pasado, fui de las primeras en solicitar un stand para el día de Sant Jordi adjuntando una carta donde explicaba la labor de mi editorial, toda la documentación de la sociedad y el mapa que te podías descargar desde la web del Ayuntamiento para situar la dirección donde querías estar. Aún así concerté una visita a través del 010 para hablar con un técnico y asegurarme de que no me volviese a pasar algo similar al año anterior.
Cuando me presenté a la hora indicada, esperé hasta que bajó el “supuesto técnico” que me habían asignado. Este chico me atendió en mitad de la recepción y antes de que yo pudiera ni decirle buenos días ni mi nombre, me preguntó si había venido a quejarme. Yo me quedé parada porque no entendía a qué venía su reacción y automáticamente me dijo que las licencias se renovaban año tras año de forma automática. Al oír sus palabras me quedé blanca. Le pregunté si me estaba diciendo que me iban a volver a poner en Paseo Sant Joan otra vez y me dijo que si. Cuando le presenté la documentación que había adjuntado a la instancia se la miró y me dijo que aún no la había visto. Le dije que había hecho todo lo que me habían solicitado, que había puesto que necesitaba estar en Rambla Catalunya, 81 porque tenía un despacho donde guardar todas las cosas, que venían diez autores de diferentes ciudades de España y que se habían alojado por hoteles cercanos a esa dirección, que una de las autoras estaba patrocinada por la Diputación de Lugo y que si me volvían a poner en esa ubicación literalmente se me caería la cara de vergüenza y le pregunté si no podía hacer nada para remediarlo.
Lo único que pude conseguir fue que me dijera que iba a tramitarlo como nueva alta y que me pondría en la cubeta de calle principal pero que no me aseguraba nada.
El día 13 de abril me presenté a recoger mi licencia con la esperanza de que la explicación de mi proyecto, la documentación que había presentado y mi visita con el técnico que me asignaron hubiesen sido suficientes para conseguir la ubicación solicitada. Al igual que el año pasado, me dijeron que aún no estaba impresa aunque en recepción ponía que se podían retirar desde el día 11, que estaba concedida y que me ubicaban en Paseo Sant Joan, 46. Como usted comprenderá volví a vivir la pesadilla del año pasado y más cuando me comentaron que la persona que me había atendido anteriormente no era ningún técnico. Incapaz de aceptar una nueva derrota, mi socio y yo estuvimos toda la mañana intentando entender cómo se gestiona desde la administración la ubicación de los solicitantes pero sobre todo intentando hablar con algún responsable que nos pudiese echar una mano. Cuando finalmente pudimos hablar con un técnico, este señor nos atendió a través del teléfono de la recepción aunque se encontraba detrás de una puerta junto a nosotros. Su resumen fue que si teníamos un proyecto como el que le estábamos comentando, teníamos que haber venido a presentarlo a alguien. ¿A quién Sra. Colau? Ya lo expliqué en la instancia que rellené y en la documentación que presenté que nadie, en vista del resultado, ha leído. También se lo expliqué al supuesto técnico que me atendió.
¿Puede usted entender Sra. Colau cómo me siento? La autora que he editado de Lugo ha salido en la televisión autonómica de Galicia, hablando de su novela, de lo agradecida que está de haber editado con nuestra editorial, de que va a estar presente en la feria del libro de Barcelona, de que la Diputación de Lugo la han ayudado con material de promoción para que lo ponga en el stand, etc. Me vienen autores de Madrid, de Valencia, de Lugo, alguno de ellos son periodistas reconocidos, y todos, como podrá entender, están emocionados con este evento. NO LES PUEDO FALLAR. Barcelona ha sido nombrada la ciudad de la literatura. ¿Por qué tienen prioridad las personas que montan un stand de trabajos manuales antes que una editorial que intenta promocionar la cultura del país y la literatura, por el simple hecho que ya se les otorgó un stand años atrás y nuestra editorial tiene su sede social en Castelldefels? ¿Por qué las editoriales grandes que traen a sus stands a autores consagrados no los ubican en Paseo Sant Joan? ¿Por qué no ayudan a las librerías y a las editoriales que empezamos sin ayudas y con mucha ilusión otorgándoles una ubicación que les ayude a darse a conocer? Las personas van a las Ramblas el día de Sant Jordi, no van a Paseo Sant Joan.
Después de hablar con el supuesto técnico, me dirigí al Dpto. de Cultura de la Generalitat para exponer mi proyecto e intentar conseguir ayuda para una buena ubicación. Me dijeron que estaba haciendo una labor de editora maravillosa y que a partir del año que viene podíamos pedir subvenciones para seguir desarrollando nuestra labor, pero que ellos no podían hacer nada para procurarme una buena ubicación para el día de Sant Jordi. ¿Por qué no hay un técnico que ofrezca una atención al usuario personalizada en casos especiales como el nuestro?
Desesperada y sobre todo desilusionada no me queda más remedio que exponerle los hechos que me han ocurrido y que ahora sé con certeza, que se volverán a repetir el año que viene y el siguiente hasta que Barcelona de prioridad el día de Sant Jordi a la literatura en lugar de los trabajos manuales, velas, chuches, partidos políticos, etc. Todos tenemos derecho a vender pero por favor, las editoriales, librerías y escritores deben de tener prioridad absoluta y otorgarles las mejores ubicaciones.
Sinceramente ya no sé qué más puedo hacer para que este proyecto que estamos desarrollando pueda tener voz dentro del mundo literario que está en época de difícil desarrollo.
Con esta carta, mi única intención es conseguir que la normativa cambie y así los funcionarios puedan tener en consideración a las editoriales, escritores y librerías a la hora de darles la mejor ubicación posible.
Les agradezco mucho su atención y confío que de alguna manera pueda conseguir su ayuda.
Atentamente,
Isabel Montes
Angels Fortune [Editions]
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