GOLD BEACH, una novela de Isabel Montes.
En junio de 1944 se produjo una de las contiendas más trascendentales de la Segunda Guerra Mundial, el desembarco de Normandía, la operación Overlord. Miles de personas perdieron la vida o vieron su futuro truncado en esas playas de Francia, en una especie de colapso espacio-temporal que jugó con los destinos de millares de individuos. De ese choque surge, más de setenta años después, la nueva novela de Isabel Montes, Gold Beach, donde se nos narra la historia de algunos de esos destinos truncados, ficticios pero que bien pudieran ser ciertos. Así, esta escritora y editora, fundadora de la editorial Angels Fortune y dedicada en cuerpo y alma a la literatura y a los escritores noveles, regresa al mundo literario tras su última novela, El día que conocí a Hugh Grant (2013).
En Gold Beach nos encontramos con una historia de historias. El narrador en primera persona, Philip, regresa un verano a casa con el secreto deseo de corregir los errores que enturbiaron su pasado. Así, el lector emprenderá junto al protagonista un regreso al pasado, al de Philip y al de sus padres, a todos aquellos pasados que se vieron alterados en las turbulentas aguas de Gold Beach, en Normandía, donde los destinos se entrecruzan y la verdad se camufla, y donde se va a decidir el destino de los padres de Philip, y aunque él lo desconozca, también el suyo.
Con el formato de una novela total, en primera persona, y tomando prestadas licencias del género histórico y del género romántico, incluso del thriller, Isabel Montes nos ofrece una obra completa, una serie de aventuras que bien pudieran ser ciertas, y un personaje, Philip, que podríamos llegar a tocar. Un personaje que, como el lector irá descubriendo, se aleja del estereotipo por su complejidad, por los errores que comete y por cómo puede despertar simpatía y antipatía a la vez. Él es el motor de esta historia, y sin embargo a veces es testigo mudo, otras actor pasivo y otras responsable de lo que sucede a su alrededor. De este modo, el joven Philip va a descubrir que a veces el destino nos carga con pesadas mochilas, pero siempre hay espacio para la esperanza, para recuperar el tiempo perdido. Tal y como dice la enigmática Angels Fortune en un momento de la novela: Si has cometido un error y eres afortunado, el tiempo te regalará una segunda oportunidad, pero no siempre será tan generoso. Y a esa máxima se atiene Philip, persiguiendo su segunda oportunidad, intentando enmendar sus errores.
De la mano de una prosa directa y eficaz, el lector se irá sumergiendo en la historia de estos personajes, de Philip y de sus padres, plenamente definidos, descubriendo a cada paso nuevas intrigas, puertas que parecían cerradas y que quizás no siempre lo estuviesen. Así, una de las mayores virtudes de Gold Beach es que siempre sorprende al lector con giros argumentales, nuevas interpretaciones y cambios en la concepción de los personajes. Por eso, el lector descubrirá que la dualidad típica de los personajes –buenos o malos- no tiene cabida en Gold Beach; aquí son más complejos, más reales, las malas decisiones tienen un porqué y uno puede ver reflejado a amigos o conocidos en cada personaje, en cada actitud, en cada toma de decisiones. Y poco a poco, en las páginas que el lector intrépido devorará, se irán desvelando matices, historias y contra historias, una riada de emociones y situaciones inesperadas.
Pero Gold Beach es más que una novela al uso, es un grito a las segundas oportunidades, es un sutil análisis de la condición humana, de cómo perseguimos sueños, de cómo un baúl sin importancia, juego de niñez, acaba convirtiéndose en el desencadenante de un cambio de vida. Nos llama a reflexionar sobre nuestras vidas, nos propone con voz enigmática que tal vez no sea tarde para cambiar el rumbo y que nunca debemos abandonar. Nos habla del perdón y del orgullo, el primero tan escaso y tan difícil de ofrecer, el segundo tan persistente, tan profundo en esta sociedad del egocentrismo y del yo que nos ciega y nos lleva a cometer errores. Nos habla del amor, del amor en un sentido maduro, del enamoramiento y de lo que viene después, de las cicatrices que puede dejar, de cómo una vida se puede regir por los recuerdos. Nos habla de tormentos y guerras, en un sentido literal, pero también metafórico, Gold Beach no es solo una de las playas de Normandía donde murieron miles de soldados, es también ese bache, esa piedra en el camino, en todos los caminos, esas zancadillas invisibles del destino, que a veces nos confunden, nos hacen perder el norte y nos hacen renunciar a aquello que más amamos. Gold Beach es metáfora y razón de ser del libro, es el telón de fondo para que todo suceda, y todo sea posible.
Isabel Montes nos regala una buena novela, una historia de amor que sin embargo es mucho más, es una lección; debajo de las aventuras, y los desenlaces, nos sugiere una pregunta de fondo, “¿ya sabes cuál es tu propósito en la vida?”; de nuevo una frase de Angels Fortune. Isabel Montes lo ha encontrado en esta novela, en su editorial, en su escuela de escritores, ¿lo encontrará Philip? ¿Lo encontraremos nosotros? Tal vez a través de Gold Beach podamos encontrar ayuda para responder a esa pregunta…
Beltrán Salvador
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