Novela del Romanticismo vs novela romántica a propósito del viudo del conde.
Una reflexión de Alfonso Volpini Tondo
Retrato de Percy Bysshe Shelley de Joseph Severn. 1845 |
El título puede parecer extraño,
porque asumimos que son lo mismo. Vaya por adelantado que la presente
reflexión no pretende elevar a ninguna por encima de la otra, tan
solo diferenciarlas.
Cuando me puse a escribir El viudo
del conde, no pretendía escribir una novela de ningún tipo.
Sólo necesitaba transcribir la historia de todos aquellos personajes
que llevaban viviendo en mi cabeza desde hacía casi un año.
Indudablemente mi estilo es el que es y eso se refleja en mi manera
de escribir. Fue una vez publicada cuando surgió la supuesta
necesidad de catalogarla, por aquello de incluirla bajo alguna
etiqueta. La categoría elegida por mayoría fue la de novela
romántica y para más señas histórica. El viudo que seguía en mi
mente empezó a soliviantarse, no se veía rosa si no más bien old
fashioned.
El Romanticismo fue un movimiento artístico que se extendió por toda Europa, llegando después a América, en la primera mitad del siglo XIX, aunque empezó a finales del XVIII. Nació para contrarrestar los estereotipos estrictos de la Ilustración y el Neoclasicismo. Su característica revolucionaria fue la exaltación de los sentimientos per se. La creatividad se basaba en la originalidad y la individualidad, teniendo al autor como creador e impulsor del universo creado. Se sublimaba la diferencia frente a la perfección. La nostalgia de tiempos pasados personalizaba, ya no extrañaban la antigüedad, si no sus propias pérdidas. En resumen la libertad absoluta en aras de la creación personal sin límites para dejar de ser un producto consumible.
Pusieron su mirada en parajes cercanos
revisando la cultura popular, Grecia y Roma les parecían lejanas e
inconexas, no les representaba. Nacieron las novelas de terror, las
de leyendas, las de aventuras e incluso los folletines o novelas por
entregas. Incluso el amor se volvió libre, no era necesario un
matrimonio y si estaba, la pasión existía fuera de él. La
Naturaleza cobró protagonismo junto con mitos grecorromanos y
medievales. La belleza subjetiva era la Verdad aunque no fuera
entendida por todo el mundo. La muerte cobró protagonismo como
temática, ya no era considerada sólo como el fin, tenía todo un
universo al rededor digno de ser relatado. El suicidio era
interesante de plasmar, tanto que muchos de estos autores lo
practicaron.
En resumidas cuentas la literatura
romántica contaba con elementos distintivos como la naturaleza, los
sentimientos sin importar la índole o precedencia, la muerte, los
mitos, la originalidad y, por encima de todas las cosas, la libertad.
La novela rosa, a la que ahora se
denomina romántica, es una variación o actualización mucho más
normativa, de la novela del Romanticismo y del Romance medieval. Las
historias escritas se basan en relaciones sentimentales. Sigue
presente el amor libre aunque más antes del matrimonio que fuera de
él.
Publicaciones como ésta alimentaron imaginaciones candorosas por todo occidente. |
Las absurdas definiciones oficiosas le
aplican dos normas indispensables: Que se base en una relación de
pareja, a ser posible complicada, y que tenga un desenlace positivo,
lo que se dice un final feliz. Parte protagonista suele tener incluir
sensualidad explícita, llegando a la sexualidad manifiesta.
Dichas definiciones asumen también
que deben ser básicas y simples. En eso último discrepo y mucho.
Como en todo nuestra sociedad patriarcal existe un denuesto del
sentir frente al actuar. A parte de no sentir que pueda juzgar la
calidad de ninguna obra que no sea mía, me parece generalizar en
exceso. ¿Cuántas obras de otros estilos supuestamente más
elaborados hieren con su simpleza?
Resumiendo, la novela del Romanticismo
y la novela romántica aunque no son lo mismo, ni falta que hace.
Viven de la expresión de los sentimientos, de dejar volar la
imaginación a lugares en los que quisiéramos estar. Una revolución
de los atributos definidos como femeninos que toda persona lleva
dentro de su ser. Aunque creo que mucho distan de una revolución
feminista. Quizás es el escalón que nos queda por subir.
Así que mi El viudo del conde
es una novela del Romanticismo, aunque sea de las únicas escritas y
publicadas en este siglo.
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