Una novela de José Louis Iparraguirre
André Malraux dijo una vez que el paso del tiempo y el arte no van de la mano.
Gracias a esta frase, hará ya varios años que el investigador experto en robos de obras de arte Juan José Maidana cree saber que los objetos en pos de cuya correcta preservación trabaja —incluso después de haberse retirado voluntariamente— son eternos. Tanto ellos como todo lo que ha quedado inmortalizado en su interior, paisajes y personajes incluidos.
Quizá por esto, no debería sorprendernos que un cuadro tan representativo de la época en la que fue creado como «La tribuna» de Johan Zoffany pudiese cambiar de un día para otro, más de un siglo después de la muerte de su autor.
Pero en Londres, ciudad que nunca ha dejado de ser y estar ajetreada, el hecho sorprende tanto que no se les ocurre una solución que no implique interrumpir el idílico comienzo de la semana de vacaciones que Florián ha pedido pasar junto a su abuelo en los Alpes bávaros de Alemania y Austria.
En calidad de asistente, el nieto podrá acompañar a su superhéroe de carne y hueso en una aventura inesperada.
Sinopsis
Garmisch-Partenkirchen tendrá que esperar, al igual que la cima del Zugspitze, porque Londres los necesita.
«La tribuna de los Uffizi», cuadro cuya estrecha relación con la familia real británica viene de lejos, ha sufrido un cambio inexplicable de la noche a la mañana durante una gran exhibición organizada en el palacio de Buckingham, después de haber estado presidiendo una pared de uno de los pasillos no destinados al público general del castillo de Windsor desde 1858.
El impacto sufrido por el guía del primer y más madrugador grupo de alumnos de un colegio del sudeste londinense que ha llegado a los salones estatales del palacio y ha atestiguado la falta de uno de los útiles propios de todo artista que Zoffany pintó entre 1772 y 1777 ha sido tan violento que Margaret Weedon, directora de la Colección Real, se ha visto obligada a hacer venir urgentemente a Juan José.
Este le propondrá a su nieto sustituir las salchichas blancas con mostaza por el fish and chips, y el ya quinceañero aceptará encantado. A fin de cuentas, se le ocurren pocas misiones más trepidantes que la de ayudar al salvador de obras de arte en un nuevo caso mientras dure el cual van a tener que mezclarse con policías, expertos, pruebas irrefutables y obras y hechos que no mueren.
Sobre el autor
El profesor titular de economía y estadística de la Universidad Alemana Internacional de Ciencias Aplicadas de El Cairo nacido en Buenos Aires en 1963, aquel que no esperaba que su pasión por el mundo maya fuera a dar para una novela repleta de hechos históricos fundamentales pero que acabó sacándola a la luz, lo ha vuelto a hacer.
Esta vez, sin embargo, José Louis Iparraguirre ha decidido pasar de las locuaces higueras abruptamente convertidas en códices protectores de millones de secretos a los cuadros inmortalizadores de recuerdos y actitudes.
Y ha aprovechado para hablar del pintor alemán Johan Zoffany, de sus amores, de los retratos que intentaba vender más o menos desesperadamente antes de que contar con "un Zoffany" significase algo pomposo, y de cada uno de los personajes que aparecen en un cuadro en particular.
Y lo ha hecho de forma magistral, como en «Tiempo de restitución». Porque la literatura y el arte están llenos de historias que vale la pena escuchar.




Comentarios
Publicar un comentario