El sentir de los sentires. Historias de comentado silencio
Una novela de Irene Hernández de la Cruz
Ya en la reseña de la anterior «Soy luz en el amor. Memorias de Ahine» decíamos que el juego de la dualidad fluye sin fin. Aquí y ahora, en «El sentir de los sentires», se hace evidente que la meta no está en lo alto de una escarpada montaña, sino en nuestro interior.
Iris sigue siendo una joven desmemoriada que, como cualquiera, debe continuar aprendiendo a encontrarse y a canalizar la rabia, el dolor y la tristeza. De nuevo, el ser superior que ya conocemos la ayudará a desbloquear recuerdos de varias vidas pasadas; conoceremos a una chica blanca comprometida con los derechos de la gente de color, a un trabajador arruinado por una promesa incumplida, a una dragona en plena caída hacia el abandono, a una mujer injustamente condenada a la horca... e Iris, aun sin ser capaz de asimilarlo todo, entenderá el porqué de su manía de vestir camisetas de cuello ancho, de su hermetismo ante personas desconocidas o de su miedo a las alturas. Y Eveling, Garimal y Clarisse, entre otros, van a demostrarle que el descubrimiento personal no se alcanza viajando en solitario.
Sinopsis
Ahine le preguntará si está lista, e Iris responderá que sí. Lista para abrazarlo todo y a todos; aquel sol iluminador del plano que ha visto crecer a su dragona Garimal, cierto entorno mágico que Eveling y Amanda siempre han entendido como nadie, a los foráneos que antes convivían en perfecto equilibrio con los humanos y a las almas perdidas o destrozadas.
Las recordará, llorará con ellas, dará el todo por el todo una y otra vez. El Amor con mayúsculas, ese que al principio solo Ahine podía dar y recibir, la llevará a salvar a una criatura atrapada en las fauces del olvido, a saber limar viejas asperezas en pos de evitar errores execrables y a ser destinataria de historias primitivas. Al sentir de los sentires. Y se percatará, una vez allí, de que nada termina. Todo continúa fluyendo más vivamente si cabe; un ser acuático curiosamente parecido a su marido actual va a revelarle que la llegada del nuevo amanecer es inminente, volverá a vibrar en el aire junto a su compañera alada... y el ser superior que ya conocemos dejará de tener que guiarla, pues ella misma empezará a hacer camino al andar.
Sobre la autora
María Irene Hernández de la Cruz también hace camino al andar, después de años dedicados a la biblioteca de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.
En esta segunda entrega de la saga que habla de las andaduras de una humana portadora del nombre Iris y de muchos otros, nuevas historias no habituales nos son reveladas. Nuevas historias, los significados que pueden obtenerse de cada una de ellas según quién y por dónde las mire y su trascendencia, tanto en la vida de la protagonista como en la de la misma autora enamorada de la pintura mística y de los registros akáshicos, donde se canaliza información transformadora que despierta una profunda comprensión y curación en el receptor.
Trascendencia como la que supone percatarse de que el marido que se ha elegido es prácticamente idéntico al hombre que ha ayudado a descubrir una verdad profundamente enterrada, significados como el que puede tener la pérdida de una hija para una madre joven repudiada por la sociedad y para un padre alcohólico y despreocupado.
La bibliotecaria desea que esta novela sea una especie de registro akáshico para nosotros, capaz de sanar nuestros adentros desde fuera.
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