«El género de lo magnífico» por Juan Carlos Ortega


El género de lo magnífico


Muchas veces resulta eficaz definir una novela en base a un género determinado. Decimos de tal obra que es una novela romántica o policíaca y, con ello, pretendemos catalogarla en un lugar donde sentirnos más o menos cómodos. A veces no parece importarnos cuál es ese género con tal de encontrar uno que más o menos se ajuste y que nos ayude a poner las cosas en su sitio.

Si usted, lector, siente el deseo de saber a qué género pertenece la novela que tiene en sus manos, lamento comunicarle que me es imposible precisárselo. Y eso, lejos de ser un inconveniente, es una de las muchísimas virtudes de esta obra.

F.J. Gálvez ha escrito una novela magnífica. Ese es el único género «el de lo magnífico» que debería importarnos. Es evidente que puede definirse como una obra arraigada en el suspense, pero también tiene mucho de psicológico y de romántico y de todas esas características que podemos encontrar en la vida, porque este libro engloba la vida en su totalidad, con sus miserias y sus grandezas, con sus dudas y sus convicciones.

Fabián, el protagonista, se ve obligado a tomar decisiones que provocarían en cualquiera de nosotros la parálisis más absoluta. Su cerebro ha de evaluar miles de datos para decidir quién vive y quién no. Eso provoca que en la novela se disparen todas las balas de la realidad: a quién queremos y a quién no, quien nos ama y quien nos odia y, sobre todo, la opinión que tenemos de los demás y de nosotros mismos. Durante las páginas de la novela va quedando claro que nada es tan fácil como habíamos imaginado, que el mundo y sus gentes son más complejas de lo que suponíamos.

Esa complejidad de la vida sabe reflejarla Gálvez con maestría. Si usted empieza a leer esta obra, no tardará en constatar que está ante un escritor con un talento muy penetrante, un autor que conoce a la gente y que, por ello, nos conoce a nosotros, sus lectores.

Sé que, al terminar de leer «Cuál es tu nombre», tendrán ustedes las mismas dudas que yo respecto al género literario al que pertenece, pero, al igual que yo, sin duda sabrán que ese género es el de lo extraordinario, de lo magnífico; en resumidas cuentas, el género del talento.

He disfrutado mucho leyendo y he sufrido con las decisiones de Fabián, he dudado con él y en muchísimas ocasiones he notado incluso que me movía a su lado. Esa mezcla entre placer y tensión es lo que define la buena literatura. Y esta novela es buena literatura, pero es algo más que eso; es literatura bondadosa. Porque hay bondad en el texto, una bondad que parece estar escondida entre las líneas de diálogo y que nos obliga, tras su lectura, a ser sustancialmente mejores.

Escribir bien es difícil. Escribir muy bien es casi imposible. Y F.J. Gálvez ha conseguido lo imposible. Gracias, señor Gálvez. Gracias Paco por haberme hecho disfrutar y por haber descubierto a alguien más a quien admirar.


Juan Carlos Ortega











Comentarios